Si alguien nos observa desde fuera sin duda lo hace con infinita paciencia y como un padre avergonzado observaría a sus hijos con la esperanza de que cambien y se hagan adultos.
Cambien la cara de estos pequeños y pongan la de sus hijos, cambien el nombre del país y donde dice México pónganle el que más les guste, estos son nuestros hijos, los de todos y la situación, la de todos.
Este es nuestro presente, el de todos, porque el futuro el de todos, pende de un hilo.
Despierten porque hasta un padre puede perder la paciencia.
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